El raspado dental se realiza cuando las bacterias y el sarro han llegado hasta las encías de los dientes y por lo tanto es un tratamiento más invasivo.
La aplicación de anestesia local es esencial, ya que de lo contrario podría ser un procedimiento doloroso.
La técnica consiste en anestesiar la zona a tratar y limpiar las bacterias y el sarro endurecido que se ha formado sobre la superficie del diente y alrededor de él. Una vez eliminado este sarro externo se podrá tener acceso a la zona de la línea de las encías para poder eliminar las bacterias allí acumuladas.
A diferencia de la higiene básica, que consiste en limpiar el exceso de sarro en la zona exterior del diente y posteriormente eliminar manchas o tinciones que queden.
Se recomienda realizar revisiones cada 6 meses para tener una buena higiene dental y evitar bacterias e infecciones.
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